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Palabras de Beatriz sobre el ministerio diaconal de su marido en el encuentro con D. Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid el 22-II-2019 en el Seminario Conciliar.

Cuando mi marido Jesús se ordenó recuerdo que aquel día me salía una frase, constantemente pensaba: “Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Esta frase sigue saliendo cuando hablo del diaconado de Jesús porque es un privilegio, es una cercanía al Señor. A mí me impresiona cuando Jesús levanta la Copa de la salvación, al ver su anillo de casado, eso a mí me causa una especie de afectación y pienso: ¡Qué bien!, ¡ahí estoy yo también! Porque, claro, estamos muy unidos. Lo que le pasa a uno, también le pasa al otro.

También para mí significa que el Señor ha tenido una deferencia preciosa con esta familia, porque mi marido Jesús está tan cerca del Señor, que nos lo trae a casa cada día. Cuando llega de bautizar llega tan contento, tan pletórico. Eso se contagia. Es un privilegio, es una alegría para todos.

Dificultades. Bueno, a veces Jesús, que le gusta una barbaridad, se da mucho en la parroquia, y yo tengo que tomar un papel muy feo, y decirle. ¡Para un poco Jesús!, que la familia estamos aquí y hoy tenemos planes con amigos.

¡Y ahí está la mujer!

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